MI BONSAI DE COBRE

"La motivación personal inicial fue realizar obsequios a familiares y amistades cercanas con la necesidad de demostrar un respeto y cariño deseándoles felicidad, salud y prosperidad. El valor especial se encontraba en el esfuerzo y la dedicación personal resumidos en la obra."

Nace en los años ’80. Surge de una fascinación por las formas naturales, por el retorcido de troncos y ramas con su capacidad de enlazarse, por el poder de las raíces que sustentan estas bellas formas de vida. Analizando una estructura interna necesaria para su equilibrio desafiante a toda lógica de rectitud.

No se trata sólo de una simple silueta sino que, como en el caso de todo artista, su obra se nutre de la infinidad de factores que influencian a quien imagina y crea.

Todo bonsái debe tener su tiempo de trabajo y de diseño, desde el mismo momento en que se cortan los finos hilos del material, antes siquiera de ser retorcido.

Se utiliza el cobre, uno de los pocos metales que pueden encontrarse en la naturaleza en estado “nativo”, es decir, sin combinar con otros elementos. Por ello fue uno de los primeros en ser utilizado por el ser humano. 

Se caracteriza por ser uno de los mejores conductores, posee muy buena ductilidad y maleabilidad lo que permite producir láminas e hilos muy delgados y finos semejantes a los utilizados para la creación de los bonsáis.

Además es reconocido por sus propiedades biológicas, tanto en las plantas como en los humanos.

Mediante el retorcido del material, se crea el bonsái totalmente a mano, desde sus propias raíces hasta la última hoja. 

Buscando la naturalidad, se llegó a encontrar cómo moldear de forma continua todas las partes del árbol llegando hasta la mínima entidad: la hoja. Su forma llegó a conseguirse tras múltiples pruebas y diseños durante años y aún se encuentra en continua modificación. Cuantos más bonsáis se diseñan, más se aprende.

La relación de los colores con sus significados se analiza desde las culturas antiguas hasta en estudios psicológicos contemporáneos. Las diversas tonalidades ejercen una influencia mayor o menor sobre nuestras sensaciones, nuestro comportamiento y, quizás, sobre nuestro organismo.

Por nuestra parte, recogemos estos estudios y resumimos en conceptos generales para retomar estos factores que pasan desapercibidos u olvidados.

La mejor cualidad: ningún árbol es igual a otro. Se asemejarán, tal vez tendrán el mismo color o su tronco se retorcerá con el mismo ímpetu, pero cada uno tiene su carácter particular; ya sea por su tamaño, por su follaje o bien por el detalle de sus hojas y raíces. Incluso envejecen diferente; podrán dos bonsáis estar bajo las mismas condiciones, moldeados del mismo material, pero se comportan de forma distinta.

"Deseamos que los bonsáis sean los que reaviven mediante su significado esos valores dormidos en nuestro interior y recuerden que la voluntad propia posee suficiente fuerza para no entender de límites."